viernes, 28 de noviembre de 2008

Prisillas para nada

Otra de mis observaciones diarias y que no acabo de entender muy bien, a lo mejor alguien que lea esto algún día es capaz de explicarmelo jeje. Tanto en el metro como en el autobús, al llegar al destino deseado, la gente parece que echa una carrera para salir lo antes posible, hasta ahí todo normal porque supones que llevan prisa. La cuestión es que se toman unas molestias increíbles para salir los primeros pero una vez fuera, la mayoría van a paso de tortuga y si no estás espabilao te tienes que fumar una cola de lentorros que harán todo lo que puedan para no dejarte que circules como es debido.

La reflexión que saco en el mismo instante que me ocurre es que la gente está un poco mal, si me pillan en un día de cabreo soy más brusco en mis conclusiones: "este tio es gilipollas", "Vamos rica, muevete de una puta vez", "joooder, la madre que los parió hostia"... a lo mejor el que está un poco mal soy yo al final jaja, pero es lo que tiene estar cabreado, pierdes el autocontrol.

Cuando ya estoy más frio pienso en el mundo de hoy, las personas buscamos la comodidad pero a un precio muy alto (alto en todos los sentidos), trabajamos, nos estresamos, nos comprometemos en cosas que ni nos da tiempo a hacer... ¿disfrutamos nuestro tiempo libre? muchas veces si, pero otras veces es más complicado. Cada persona se estresa más o menos pero si que da la sensación de alteración general.

Otra forma de pensar es la evolución, es necesaria y mucho pero ¿lo hacemos de forma correcta?. Puede que llegar hasta esta conclusión me haya venido por el último libro que he leído "Un mundo feliz" pero no se la respuesta, ¿al final nos movemos al ritmo que interesa a unos pocos? ¿somos libres de hacer lo que queramos?

Bueno, ahí dejo mis preguntas, cada uno tendrá su propia respuesta.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Tres chicas en el metro

El otro día iba en el metro y vi una cosa atípica que me recordó a la época en la que me dio por leerme el Señor de los anillos. En el vagón me encontré tres chicas de diferentes razas hablando entre ellas: una blanca, una negra y una oriental. Me recordaron a Áragorn, Legolas y Gimli. A lo mejor soy raro por sorprenderme con estas cosas o es posible que no sea algo tan fuera de la común. Puede que simplemente el hecho de la unión de las tres razas, sobre todo del elfo y el enano tan enfrentados en un principio, fuese lo que más me gusto del libro y por eso me llamó la atención la situación. A veces me pregunto si soy de las pocas personas que piensa en estas cosas o si le ocurre a todo el mundo y nadie habla de ello, la gente en general que va por la calle parece que va metida en una burbuja y pasa olímpicamente de lo que hay a su alredor o al menos esa es mi impresión.

martes, 25 de noviembre de 2008

El bus de la 162

El bus ya estaba en la parada y yo caminaba sin ninguna prisa hacia ella, puesto que había salido con bastante tiempo para llegar al curro, y no me importaba demasiado esperar al siguiente. Una mujer que debería pesar unos 100 kilos me adelantó corriendo lentamente y con gran esfuerzo para poder cogerlo y justo cuando estaba a 1 ó 2 metros el autobús siguió su ruta. Yo pensé, que putada para la pobre mujer haberlo perdido después de la sufrida carrera que se ha metido y que cabrón el conductor por no esperarla.

El tiempo que transcurre en la línea 162 entre un autobús y otro suele ser de entre quince y veinte minutos pero en esta ocasión y para mi sorpresa solo tardó 5.

Ese fue el pequeño detalle en el que me fijé ese día y que me llevó a una pensamiento mucho más amplio. ¿Es posible que hubiera habido una especie de justicia divina que hizo que debido al sacrificio de esa mujer el siguiente autobús llegara mucho antes? y si fuera así, ¿yo me habría aprovechado de esa situación debido a que la pachorra que llevaba encima me hacía merecedor de esperar más tiempo? pues mi respuesta es que no, no creo que haya algo que interceda por las personas de esa manera salvo las propias personas. Hay buena gente que se tira toda su vida sufriendo y no reciben nada a cambio gratuitamente.

Luego me vino otra reflexión más real y cotidiana desgraciadamente. En esa ocasión no me aproveché de nadie pero es triste ver como en este mundo muchísima gente si lo hace. Para mi el respeto es algo fundamental y que cada vez se ve menos en la sociedad, en la cual, se ha hecho de lo más habitual que unos saquen partido a costa del esfuerzo de los demás.

domingo, 23 de noviembre de 2008

¿Por qué Desde un quinto, mirando por la ventana?

… Debería escribir más a menudo, es algo que siempre me gusto hacer…


… “He retomado un blog que tenía abandonado desde hace tiempo, ¿qué te parece?” “Me gusta bastante, nunca me había fijado en ninguno si te digo la verdad”…


… Curioso lo que he observado hoy y también lo que vi el otro día, seguro que habrá más cosillas que me llamen la atención en cualquier momento, me entran ganas de empezar un diario, ¿y un blog? no se…


… “Creo que me voy a hacer un blog” “Algún amigo que otro tiene, ponen muchas chorradas pero es divertido leerlos, a veces hasta ponen cosas interesantes”…


… Decidido, voy a empezar a hacerme un blog…


… “He decidido hacerme un blog, ya he empezado a toquetear en las opciones” “¿Si? Yo hace tiempo me hice pero lo al final lo dejé, la verdad es que me gustaba escribir en él, ¿qué nombre le has puesto?”…


… Estaba en mi mundillo, sentado frente al monitor en uno de esos ratos en los que esperas que termine algún proceso de tu ordenador. De repente me vino a la mente la idea de ponerle un nombre al blog. Me levanté y miré pensativo por el ventanal que hay en el salón, suspiré y giré la cabeza hacia la derecha: “Treyu, ¿tu qué nombre le pondrías a tu blog?”. Mi loro no es de esos que parlotean, así que obviamente no dijo nada. Por otro lado, lo que si le gusta hacer es acercarse al comedero y pegarse una buena panzada de frutos secos, así pues, me dirigí al armario, cogí un cacahuete y un pequeño puñado de pasas de una bolsa y se los metí en la jaula. Me quedé mirando como cogía el cacahuete con esa forma tan graciosa que tiene de hacerlo y después seguí mirando por la ventana.

“Vamos a ver, mi blog a parte de hablar de las cosas que me gustan y me parecen interesantes, y de contar alguna experiencia divertida que haya tenido de vez en cuando, también hablará de las pequeñas curiosidades que pueda ver en mi nueva vida cotidiana y que me hacen reflexionar… Ah, ya se me ha ocurrido uno… ¡Bah! no me convence. ¿Y este otro?... no es muy original que digamos.

No se que estoy haciendo, no me viene ninguna idea que me llame, solo estoy mirando por una ventana, perdiendo el tiempo por cierto”.


Me acerqué de nuevo al ordenador y observé que aun seguía trabajando; la barra de carga aun no había llegado al 80% y además, ya se me había metido en la cabeza el asuntillo del título para el blog. Me levanté de nuevo y volví a mirar por la ventana, las vistas no estaban mal. Todas esas azoteas y tejados dibujando siluetas prácticamente negras entre la oscuridad de la noche, ese cielo decorado con unas nubes estiradas en tono grisáceo y esa iluminación desordenada de algunas ventanas a diferentes distancias, tenían su encanto. En mi opinión solo faltaba una Luna llena, humo saliendo de una chimenea y por supuesto, un gato caminando sobre una tubería vieja. Supongo que es una de las cosas buenas que tiene vivir a cierta altura.


Desde un quinto mirando por la ventana pensé mientras giraba otra vez la cabeza a la derecha y me fije en Treyu que tras devorar su cacahuete se encontraba muy cerca de los cristales, “¿qué te parece a ti Desde un quinto, mirando por la venta? Es algo que haces muy a menudo y parece que te gusta”.


“Un quinto puede simbolizar muchas cosas y una ventana también, definitivamente me resulta un buen título y no le pienso dar más vueltas. Desde un quinto, mirando por la ventana”…

¿Por qué un blog?

Cuando has crecido en una pequeña ciudad como es Ciudad Real y decides, prácticamente de la noche a la mañana, vivir en otra que apenas conoces en la que cualquiera de sus barrios tiene mayor tamaño y en la que el número de personas que conoces en ella, no supera el número de pisos que subes para llegar a la puerta de lo que ahora es tu apartamento; te encuentras en una situación en la cual, si eres mínimamente curioso, tus sentidos pueden llegar a agudizarse y a estar más pendientes de cuanto les rodea.


Es en ese estado de gracia, por llamarlo de alguna manera, es cuando el espécimen del que hablo posee, a su modo de ver, una mayor capacidad de recopilar pequeños detalles y pensamientos, que analizados teniendo en cuenta sus ideales y su propia visión de la vida, hace que obtenga grandiosas reflexiones.


Desde mi punto de vista he conseguido un motivo, de entre cuantos existen, para la realización de un blog. Si a este hecho le sumas que todas las personas tienen vivencias, recuerdos y gustos por determinados temas, la razón para hacer un blog queda completamente justificada, sea interesante o no lo que en él expreses, ya que al menos siempre habrá una persona a la que le resulte interesante cuanto escribes, a ti mismo.