… Debería escribir más a menudo, es algo que siempre me gusto hacer…
… “He retomado un blog que tenía abandonado desde hace tiempo, ¿qué te parece?” “Me gusta bastante, nunca me había fijado en ninguno si te digo la verdad”…
… Curioso lo que he observado hoy y también lo que vi el otro día, seguro que habrá más cosillas que me llamen la atención en cualquier momento, me entran ganas de empezar un diario, ¿y un blog? no se…
… “Creo que me voy a hacer un blog” “Algún amigo que otro tiene, ponen muchas chorradas pero es divertido leerlos, a veces hasta ponen cosas interesantes”…
… Decidido, voy a empezar a hacerme un blog…
… “He decidido hacerme un blog, ya he empezado a toquetear en las opciones” “¿Si? Yo hace tiempo me hice pero lo al final lo dejé, la verdad es que me gustaba escribir en él, ¿qué nombre le has puesto?”…
… Estaba en mi mundillo, sentado frente al monitor en uno de esos ratos en los que esperas que termine algún proceso de tu ordenador. De repente me vino a la mente la idea de ponerle un nombre al blog. Me levanté y miré pensativo por el ventanal que hay en el salón, suspiré y giré la cabeza hacia la derecha: “Treyu, ¿tu qué nombre le pondrías a tu blog?”. Mi loro no es de esos que parlotean, así que obviamente no dijo nada. Por otro lado, lo que si le gusta hacer es acercarse al comedero y pegarse una buena panzada de frutos secos, así pues, me dirigí al armario, cogí un cacahuete y un pequeño puñado de pasas de una bolsa y se los metí en la jaula. Me quedé mirando como cogía el cacahuete con esa forma tan graciosa que tiene de hacerlo y después seguí mirando por la ventana.
“Vamos a ver, mi blog a parte de hablar de las cosas que me gustan y me parecen interesantes, y de contar alguna experiencia divertida que haya tenido de vez en cuando, también hablará de las pequeñas curiosidades que pueda ver en mi nueva vida cotidiana y que me hacen reflexionar… Ah, ya se me ha ocurrido uno… ¡Bah! no me convence. ¿Y este otro?... no es muy original que digamos.
No se que estoy haciendo, no me viene ninguna idea que me llame, solo estoy mirando por una ventana, perdiendo el tiempo por cierto”.
Me acerqué de nuevo al ordenador y observé que aun seguía trabajando; la barra de carga aun no había llegado al 80% y además, ya se me había metido en la cabeza el asuntillo del título para el blog. Me levanté de nuevo y volví a mirar por la ventana, las vistas no estaban mal. Todas esas azoteas y tejados dibujando siluetas prácticamente negras entre la oscuridad de la noche, ese cielo decorado con unas nubes estiradas en tono grisáceo y esa iluminación desordenada de algunas ventanas a diferentes distancias, tenían su encanto. En mi opinión solo faltaba una Luna llena, humo saliendo de una chimenea y por supuesto, un gato caminando sobre una tubería vieja. Supongo que es una de las cosas buenas que tiene vivir a cierta altura.
Desde un quinto mirando por la ventana pensé mientras giraba otra vez la cabeza a la derecha y me fije en Treyu que tras devorar su cacahuete se encontraba muy cerca de los cristales, “¿qué te parece a ti Desde un quinto, mirando por la venta? Es algo que haces muy a menudo y parece que te gusta”.
“Un quinto puede simbolizar muchas cosas y una ventana también, definitivamente me resulta un buen título y no le pienso dar más vueltas. Desde un quinto, mirando por la ventana”…
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