lunes, 18 de mayo de 2009

Hsitorial de Zafero (pj para el WOW)

Era una noche estrellada y clara, las nubes parecían haberse marchado para no volver nunca y la flora descansaba sin ser molestada por el viento. La Luna llena se refejaba en el estanque iluminándolo con intensidad en el mismo instante en que desapareció y fue sustituida por ondas brillantes y circulares que rapidamente dejaron ver de nuevo la intensa luz.

¡Splash...Splash...Splash, splash, splash!
-"¡Lástima!, no consigo pasar de cinco, mmmh, ¡esta si!, esta piedra tiene buena forma, seguro que esta vez si que lo consigo"-
-"¡Zafero! ¿Qué estás haciendo ahí fuera? ¡Ven ya, la cena se va a enfriar!-
-"¡Ya voy mama, lanzo la última y voy!"-
-"¡No!¡He dicho que vengas ya!"-
-"¡Esta bien!¡Ya voy! pero a ti te guardaré para después, una piedra tan buena no se encuentra todos los días"-.

Zafero entró en una gran tienda con una hoguera central que la iluminaba levemente. Su sombra y la de su madre proyectaban en las paredes y los dibujos que en ellas habían parecían estar en movimineto. También se podía observar una mesa de madera un tanto vieja y corroída, con dos grandes trozos de jabalí asado que habían sido cocinados por la madre de Zafero.

-"¿Hay más?"-
-"Si aun no te has comido ese trozo, comes más por los ojos que por la boca"-
-"No mamá, es que prefiero muslo, no es que no me gusten las costillas pero el muslo es lo mejor"-
-"Termínate lo que te he puesto y luego te pondré el muslo"-
-"¡Bien!-

La cena transcurrió con normalidad y tras un rato de reposo, Trama, la madre de Zafero, apagó el fuego y salió de la tienda junto con su hijo. Los dos andaron hasta un pequeño monte situado a unos pocos metros de la aldea y allí se reunieron con otros tauren vecinos que estaban sentados mirando a lo lejos, concentrados, sobre las montañas. No había machos adultos entre la pequeña multitud, solo hembras con sus pequeños hijos. Zafero y Trama con discreción también se sentaron sobre la verde hierba y al igual que los demás se concentraron en intentar ver que sucedía tras las montañas.
Un humo espeso salía tras los elevados picos, destellos de fuego y rayos se dejaban ver cada pocos minutos, criaturas voladoras de gran tamaño y aspecto terrorífico se distinguían cuando se elevaban muy alto, el rugir de algunas bestias y los cuernos de los extranjeros se podían escuchar ligeramente cuando no cantaban los insectos o las ranas, lluvias heladas o de piedras que emanaban fuego caían del cielo con violencia... De repente un gran resplandor iluminó la montaña seguido de un gran estruendo parecido a un trueno, Zafero asustado agarró la pezuña de su madre sin dejar de mirar la luz.

-"Bueno hijo, creo que ya es bastante tarde, ¿no crees que deberiamos irnos?"-
-"Espera un poco más por favor"-
-"De acuerdo"-
-"¿Cuando se acabará la guerra? yo quiero que papá venga ya, además me iba a enseñar a hacer un totem..."-
-"No lo se Zafero, creo que pronto terminará todo"-

A la mañana siguiente el joven tauren se levantó muy temprano, salió de la tienda silenciosamente y una vez fuera comprobó que su piedra seguía en su bolsillo, apenas podía abrir los ojos debido a los rayos del Sol pero eso no le impidió correr hasta llegar al estanque donde se lavó la cara.

-"Oh si, que refrescante, ahora que estoy despejado podre superar mi mejor lanzamiento".

Zafero lanzó su piedra, la cual, botó otra vez cinco veces sobre el agua.

-"Por la madre tierra, no puede ser, maldita sea, jamás podré hacer más".

En ese mismo instante un tauren adulto, con unas ropas extrañas hechas con hojas y ramas, llegó al estanque, se colocó junto al joven, miró al suelo y cogió una piedra.

-"Observa chico".

La piedra salió de la pezuña del tauren y comenzó a dar botes en el agua hasta llegar a la otra orilla, donde espantó a una ardilla que pasaba por allí. Zafero se quedó boquiabierto contando las ondas que se habían formado en el pequeño lago.

-"¡Por la madre tierra! ¿Cómo ha hecho eso? ¿cuando se lo cuente a mis amigos no se lo van a creer?"

- "Bueno muchacho para un druida no es muy dificil, solo tienes que comprender a la naturaleza y ella te dará la solución. Además si te rindes es cuando jamás podrás superarte".

-"¿Un druida?"-

Zafero no encontró respuesta pues cuando miró a su lado el tauren ya no estaba, se había esfumado misteriosamente dejando al pequeño Tauren tan sorprendido como confuso, y con una idea clara, quería ser un druida. Allí se quedó toda la mañana tirando piedras al estanque hasta que el hambre se adueño de él.
Caminaba de regreso a su cabaña siguiendo la línea de hierba pisada hasta que se adentró en ella encontrándose con su madre a la que preguntó:

-"Mama, ¿como puedo ser un druida?"-.

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