jueves, 21 de mayo de 2009

La profecía de Eklom

Al comienzo de la Cuarta Edad, tras la caída de Sauron, el enemigo de los pueblos libres, la aldea de Lek comenzó a adorar a Elian, la estrella que más iluminaba el pueblo y que brillaba con mayor fuerza cuando caía el crepúsculo y la Luna no se mostraba, para que esta protegiera Lek de las amenazas que surgieran con el transcurso de los años.

En honor a Elian se levantó en el centro de Lek un monasterio, al que durante generaciones todos los aldeanos acudían al menos una vez durante la noche para realizar sus oraciones.

Todos estaban contentos con su estrella Elian pero comenzaron a llegar tiempos peores. Las cosechas empezaron a escasear y la pesca antes abundante estaba desapareciendo pues el río se secaba poco a poco y el deshielo de las montañas caía por la ladera contraria de las montañas. A la situación comprometida de Lek se sumo la mayor sequía que jamás se recordaría en la aldea.

La gente perdió la fe y con el tiempo olvidó a Elian, sus oraciones y el monasterio al que acudían para adorar a su estrella, que con los años se convirtió en un cúmulo de escombros que hacían más lúgubre si cabía al pueblo.

Más de 500 años duró el buen hacer de Lek hacía Elian hasta que esta fuera olvidada y poco más de 300 años hasta que la estrella que daba luz a la aldea dejará de brillar. En efecto, en el año 824 de la Cuarta Edad la gran estrella Elian desapareció por completo del firmamento en el más triste olvido, aunque ella no se olvidaría de los aldeanos.

La noche de su muerte nació en Lek un niño en el cual se adentró la última chispa de luz de la estrella. Ese niño se llamo Ádalon y no mostró síntomas de lo que en él habitaba hasta que a los 30 años de edad su mujer diera a luz a dos gemelos. Nesar y Eklom.

Desde pequeños los dos hermanos manifestaron un gran poder. Nesar, el primero de los dos, se percató de que en sus sueños podía ver el pasado, mientras que por otro lado, Eklom vio en sus sueños manifestaciones de hechos que estaban por suceder en el futuro.

Los dos pequeños tuvieron una infancia agradable en la que aprendieron a controlar el poder del que habían sido agraciados y en la cual se contaban sus sueños, riendo y llorando según las visiones que les llegaban mientras dormían. Su relación era inmejorable pues no se separaban en ningún momento hasta que una noche Eklom se despertó serio y sudoroso. Curiosamente Nesar abrió los ojos y fijándose en su hermano le peguntó que le ocurría. Tras un silencio, de la boca de Eklom salió un susurro, Morgoth.

A la mañana siguiente Nesar se levantó y vio que su hermano no estaba en la cama. Salió corriendo a buscarle para que le contara que tipo de visiones había visto esa noche pero Eklom había desaparecido para no volver a ser visto durante años, veinte exactamente, ya que una tarde en la que Nesar meditaba tuvo un sueño en el que pudo reconocer a su hermano. Eklom tenía más edad que la noche en la que desapareció, tenía una corta barba y un rostro serio bajo la capucha de un atuendo negro. Se encontraba en una sala oscura similar a la de una iglesia subido sobre un altar. Posteriormente alzó las manos y habló a una multitud de personas que vestían de la misma manera que él.

"Hermanos míos, ayer vi el futuro, os veía a vosotros y veía como nuestro amo regresaba.
Nuestro destino está escrito pues presencié el renacimiento de Morgoth. Nosotros somos los encargados de traerle de vuelto pero aún no podemos. Mis sueños me han revelado que debemos hacernos con dos objetos de preciado valor: "El Libro de los Primeros Días" en el que aparecen sus últimas palabras y “El Medallón Negro" creado por Morgoth como vínculo entre Él y La Tierra Media. Cuando estén en nuestras manos se cumplirá mi profecía: El último día del año 1957 de La Cuarta Edad, cuando el Sol en lo alto sea cubierto por la Luna, yo, Eklom, traeré de vuelto a nuestro señor Morgoth, en una ceremonia que se celebrará aquí mismo, en nuestro templo de la oscuridad.
Ya no habrá un nuevo año en esta era sino el primero de una Quinta y definitiva Edad. La Edad de la Oscuridad.
Ahora descansad, mañana comenzará nuestra búsqueda".

Ahí terminó el horrible sueño por medio del cual Nesar comprendió lo que estaba ocurriendo y recordó a su hermano con 17 años edad susurrando el terrible nombre de Morgoth.

El mayor de los gemelos, apenado por la fatídica vida que habría llevado su hermano durante los años que habían estado separados intentó buscarle por los cuatro continentes para ayudarle y hacerle entrar en razón pero no le encontró por ningún sitio. Solo le quedaba una cosa que hacer por mucho que le doliera y era oponerse a la voluntad de Eklom encontrando "El Libro de los Primeros Días" y “El Medallón Negro" antes que nadie. Secretos que al margen de las visiones e investigaciones de Eklom solo sus sueños podían revelar.

(Historia para una aventura del Señor de los Anillos de hace ya algunos añitos)

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